Por Henry Nadales (*)
20 de marzo de 2007.
El día domingo 09 de abril del año 1989, a las 10 de mañana, el Catire Sulbarán, junto a otros 114 nadadores y nadadoras, se colocó a la orilla izquierda del río más grande de Venezuela, en las barrancas opuestas a Ciudad Bolívar, para iniciar el II Cruce a Nado del Río Orinoco, una competencia de natación a aguas abiertas para celebrar el 172 aniversario de la Batalla de San Félix, la que realizaron los ejércitos realista y patriota el 11 de abril de 1817 y que comandara el general Manuel Piar en los alrededores del cerro El Gallo.
El Catire Luis, que había nacido en Ciudad Bolivia de Pedraza el 25 de agosto de 1947, con cuarenta y un año de a edad, se aventuró con ciento once hombres y cuatro mujeres a realizar la travesía del caudaloso río Orinoco, por un lugar frente a la capital del estado Bolívar que tenía una distancia aproximada de dos mil quinientos metros. El trayecto fue cubierto por el caraqueño Iván Méndez, el nadador ganador, en un tiempo de treinta y ocho minutos y treinta y dos segundos; pero el pedraceño ocupó en esa ocasión memorable el noveno lugar entre los cincuenta y dos hombres y las tres mujeres que lograron llegar a la meta.
El hijo de Juana Lucía Sulbarán, asegura que para aquella descomunal competencia sólo poseía unos deseos inmensos de cruzar a nado el río que mayor admiración le producía por las lecturas que desde niño hacía del majestuoso Orinoco, pero que en el más grande de los que había nadado era en el Santo Domingo en Barinas y que en aquella época, y aún ahora, ni siquiera conocía el mar. No había estado en piscinas, ni tenía entrenador que le enseñara le técnica de la natación. Aprendió a nadar contra el oleaje que producía el viento durante la travesía al observar en plena competencia a sus oponentes realizar un nado distinto al ejecutado por él en aguas del río Canaguá.
Luis Sulbarán se preparó en aquella oportunidad durante dos meses continuos realizando prácticas de dos horas diarias en circuitos cerrados en el río Canaguá, en el que aprendió a nadar a los cinco años de edad. No quiso decirle a sus paisanos que participaría en la competencia de cruzar el Orinoco porque no tenía confianza en lograrlo.
Este pedraceño, que ahora está punto de cumplir 60 años de edad, es otra de las glorias deportivas de Pedraza, que debe llenar de orgullo a los nacidos en estas tierras y seguramente es y será un ejemplo a los jóvenes que tienen deseos de lograr grandes hazañas en los distintos campos a los que destinen sus vidas.
(*) Cronista oficial del municipio Pedraza.
Estado Barinas.
viernes, 30 de enero de 2009
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