Por Henry Nadales (*)
29 de agosto de 2008.
La villa de Nuestra Señora de Altagracia de Pedraza no fue fundada por las razones que han expuesto algunos historiadores locales, regionales y nacionales. Ellos han asegurado, sin razón, que la villa de Pedraza fue establecida para que sirviera de lugar de descanso del largo viaje que significaba la travesía entre las ciudades de Mérida y Barinas, y además para que permitiera distraer a los violentos y belicosos jirajaras que con sus intrusiones no permitían a los hacendados vecinos de ambas ciudades trabajar en paz.
La fundación ocurrió el 20 de diciembre de 1591, porque los españoles venidos de Mérida y Barinas a acompañar al capitán Gonzalo de Piña Ludueña en el acto fundacional, tenían pleno conocimiento de la enorme fertilidad de unos suelos muy ricos y de un clima apto para la explotación agrícola que permitiera el éxito económico en la producción de cacao, caña de azúcar y ganado. Además disponían de la información exacta de que en esa región existía una numerosa población de aborígenes, que servirían como mano de obra esclava a sus servicios en la actividad económica en sus haciendas. La fundación era un negocio redondo: Tierra abundante con suelos ricos, mucha mano de obra barata, ruta corta por el Lago de Maracaibo y comercialización segura en los mercados mundiales.
Los que vinieron a la fundación de Pedraza tenían objetivos claros y precisos. Gonzalo Piña Ludueña venía por mandato del Gobernador de la Grita, capitán Juan Velásquez de Velasco y aprobación del doctor Antonio González, Presidente del Reino de Nueva Granada; el sacerdote católico Cristóbal de Suárez, traía en encargo de pacificar a la mano de obra aborigen y justificar el despojo de tierra y la esclavitud; los elementos del aparato militar vinieron a someter por la fuerza a los que se opusieran a la expropiación, y los inversionistas a amasar fortunas a costa de la explotación de sus semejantes.
Los primeros inversionistas llegaron el mismo día de la fundación, es más venían con el fundador. Esos primeros inversionistas fueron seguramente los capitanes Miguel Baltazar de Bedoya, Juan Pérez de Cerrada, don Antonio Alejandro Castilla, Miguel de Ochavagía, Alonso de Velasco y don Antonio de Monsalve; Diego de Monsalve, hijo de don Antonio de Monsalve, Francisco de Monsalve, Domingo López de Arandia, Martín García de Buenavida, Pedro del Castillo, Antonio de Reinoso y Otalora, Alonso de Castañeda y otros más que vinieron después.
Entonces, tal vez, el objetivo fundamental de la fundación de villa de Nuestra Señora de Pedraza en el siglo XXVI, tuvo más motivaciones económicas que de otro tipo.
(*) Cronista oficial del municipio Pedraza.
Estado Barinas.
sábado, 31 de enero de 2009
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